La nueva Fórmula 1 se enfrenta a un problema completamente inesperado. Se llama 'porpoising'. También 'efecto rebote', bote o marsopeo. Los coches, directamente, van dando saltos en el asfalto, produciendo a los pilotos un movimiento de cabeza constante en recta y, en ocasiones, también curva. Y no, no es un problema baladí de cara al futuro.
Porque Pablo Clavel, neurocirujano especializado en columna y cráneo, ya ha advertido de qué resultado podría tener en los pilotos este 'porpoising' de ponerle fin.
"Podrían tener lesiones ligamentosas, discales o cervicales con el paso del tiempo", afirma.
En sus palabras, el experto ha hablado sobre el tremendo estrés por este asunto, aunque también afirma que los pilotos tienen una muscula cervical tremendamente entrenada.
Además, desde 2003 el uso del HANS, una especie de collarín, es obligatorio. Así se evita una aceleración excesiva y se impiden también lesiones cervicales de dislocamiento.
"Los ingenieros y las escuderías se están esforzando en este asunto. Vemos que hay movimientos de flexión y extensión, por aspiración o succión del coche hacia el suelo", explica.
Carlos Sainz y Fernando Alonso, entre otros, han reconocido mareos y dolores de cabeza, pero nada relacionado con las cervicales.
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El 'porpoising' se puede solucionar, pero de hacerlo los equipos perderían rendimiento en pista.