Fernando Alonso siempre tiene la velocidad en su mente. Siempre tiene esas ganas de competir. Esa 'necesidad' de sentir un motor de un coche dando lo máximo. Lo ha demostrado en rallies, en resistencia... lo sigue demostrando en la F1. Y también en los karts. También en algo que bien conoce y donde dio sus primeros pasos de su exitosa carrera.

Porque son dos Mundiales de F1 los que tiene Alonso. Porque son varios subcampeonatos. Porque tiene en sus vitrinas las 24 Horas de Le Mans y un título de resistencia. Sí, y todo comenzó en karting. Todo comenzó en esa sensación tan pura de competición que ha querido recordar entre visita y visita a la fábrica de Aston Martin.

Todo comenzó subido a un kart. A uno al que se ha vuelto a subir. Ha sido en el circuito que hay en su museo, en Asturias, donde Fernando ha demostrado que quien tuvo retuvo y retiene. Porque es puro espectáculo ver cómo toma cada curva.

Con un mono azul, mítico color que poblaba las gradas en la 'Alonsomanía' de mediados de los 2000, Fernando demostró que sea donde sea es un maestro. Si tiene un Fórmula 1, si tiene un Toyota del Dakar. Si tiene un kart.

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Le pongas lo que le pongas, al máximo. Conduzca lo que conduzca hace esas maniobras, esas trazadas, que solo hacen los que saben cómo se juega a esto.

El sonido del motor. El de los neumáticos en el asfalto. El ver a Alonso tocar los pianos sin que el kart se resienta. Todo es, simplemente, espectacular.

Y en menos de un mes, el AMR24. El monoplaza de F1 con el que Alonso quiere volver a saborear un triunfo. Con el que espera y busca dar continuidad a lo que ha vivido en el ya pasado 2023. Ocho podios, el que más tras los dos Red Bull. Y cuarto, cuarto en un año en el que ha sido uno de los grandes animadores del Mundial.