Mucho trabajo por delante va a tener Adrian Newey por delante cuando aterrice en Silverstone en marzo. Mucho, muchísimo que hacer va a tener el gran gurú de la F1 con el Aston Martin. Con un Aston Martin que, de nuevo, está de bajona. Está sufriendo. Está donde nadie habría pensado que estaría viendo cómo era el coche el pasado año y cómo era, incluso, a comienzos del presente Mundial. Pero en Bakú...
En Bakú, poco. En el GP de Azerbaiyán, poquísimo. Poquísimo en pista, más por los cronos de Lance Stroll que por los de Fernando Alonso. Poquísimo, también, en rendimiento, porque vaya cómo se movía eso por el trazado azerí. Y mucho, por desgracia, en las radios.
En la de, por ejemplo, Lance Stroll. El hijo del mandamás de la marca, que está sufriendo menos ante Alonso en 2024 ante el peor momento que atraviesa el equipo verde, se quedó más que a gusto en su comunicación con Aston Martin en los Libres 1 de Azerbaiyán.
"Esto, ahora mismo..."
Porque el monoplaza va hacia atrás. Porque el AMR24 no solo no evoluciona sino que hace todo lo contrario. Los de arriba se alejan; los de abajo se acercan. Ellos ya ni están en medio. Están donde están, y el coche va a ser que no. No reaccionan. Las esperanzas, cada vez menores.
Las quejas, todo lo contrario. Porque Stroll no pudo ser más claro. Porque el 'GP2 engine' de Alonso con el motor Honda en Japón a McLaren se queda como se queda. Porque al menos eso era un coche. Porque para Lance, el AMR24, no.
"Esto no es un coche. Esto, ahora mismo, no es un coche", afirmó de forma más que clara el canadiense a su equipo.
Tienen jaleo en el garaje. Jaleo y trabajo, pues a saber qué tienen planeado, si es que tienen algo planeado, para solucionar el asunto una vez comiencen las 'hostilidades' en Bakú. De momento, nada en pista... y mucho por radio.