Max Verstappen se cabreó como pocas veces antes con su equipo por radio. En la clasificación del GP de Singapur, en su último intento de Q3, Red Bull llamó al neerlandés a boxes cuando estaba a punto de completar un giro con el que, quizá, hubiera podido llevarse la pole ante Charles Leclerc.
No le gustó demasiado la decisión a campeón del mundo, que explotó por radio mientras ponía rumbo a su garaje buscando unas explicaciones que no llegaron.
"¡Pero qué cojones! ¡Pero qué cojones! ¡No entiendo nada compañeros, no entiendo nada!", dijo enfadadísimo el piloto de Red Bull.
Por la radio trataron de tranquilizar a Verstappen: "Ya lo hablaremos..."
La explicación más posible es que todo pueda deberse a la gasolina con la que cargaron el coche al comienzo de la Q3 y que, con ella, no pudieran cumplir con los requisitos de la FIA para evitar una sanción.
El Red Bull de Sergio Pérez, por ejemplo, se detuvo en el primer sector y muy posiblemente vaya a ser investigado para saber si tenía o no el combustible que exige la FIA.
Verstappen, en clasificación, ha terminado octavo en una pista complicadísima para adelantar como es Marina Bay, aunque esta temporada la degradación de las gomas y las estrategias pueden marcar todo.