Terminada la temporada 2022 de Fórmula 1 y digerida la salida de Fernando Alonso de Alpine rumbo a Aston Martin, Esteban Ocon afiló sus cuchillos y atacó directamente al que había sido su compañero durante dos temporadas.
"El 98% del trabajo recayó en mi espalda y el 2% en la suya. Estaba sobrecargado de trabajo. Hice todo el desarrollo del simulador, el marketing...", señaló el galo, afirmando lo que posteriormente confirmaría su jefe: al asturiano no le gusta el simulador.
"Este año, con un coche nuevo, había mucho trabajo por hacer y Fernando no es alguien a quien le guste hacer –trabajo de– simulador. Pero eso no cambia el increíble piloto que es", dijo días después Laurent Rossi, CEO del equipo.
Pues bien, esa mentalidad de un bicampeón como Alonso es la antítesis de otro como Verstappen, que prefiere que Daniel Ricciardo, tercer piloto de Red Bull para 2023, no trabaje.
"No quiero un piloto de pruebas que se haga cargo de todas las sesiones del simulador, como hacen en otros equipos. Quiero hacerlo yo mismo, porque cada uno tiene su propio estilo de conducción", ha explicado en 'Speedweek'.
"Nuestro simulador es uno de los mejores de este deporte. Los días son muy largos, pero sin duda vale la pena", ha añadido.
"Me ayuda a mantener mi enfoque. No puedes hacer mucho más cuando estás en casa y disfruto de las carreras de simulación", ha zanjado.
Como dice el refranero, cada maestrillo tiene su librillo. A Alonso no le ha ido mal en su dilatada carrera 'pasando' del simulador; a Verstappen tampoco le va mal centrándose en ese aspecto. Eso sí, su rabia no se contiene ni en la fábrica, y prueba de ello es su últimoenfado en las recientes 24 Horas de Le Mans virtuales.