Marc Márquez ha vuelto a subirse a una moto en una jornada de entrenamiento en el circuito privado de Portimao para probarse y ver cómo se encontraba físicamente después de su lesión ocular.

El objetivo del piloto español es llegar en plenas condiciones físicas a los test de Sepang el próximo 5 de febrero. Tras casi tres meses de dudas, en los que el propio Márquez ha reconocido que ha tenido sobre la mesa la opción de dejar de competir, se ha vuelto a poner a los mandos de la Honda RC213V-S durante 65 vueltas y las sensaciones "fueron positivas", aseguran desde el equipo.

El accidente que sufrió practicando enduro le provocó una lesión ocular conocida como diplopía (visión doble) pero no ha tenido que pasar por quirófano.

"Me siento muy feliz, primero por volver a subirme a una moto en la pista y también porque hemos podido confirmar las sensaciones que tuve haciendo motocross. Es una gran sensación, una sensación de alivio porque cuando he pilotado no he tenido ninguna molestia con la visión. Como hacía tiempo que no me subía a una moto, he notado que me falta un poco en algunos aspectos físicos, pero esto se debe a que no he podido tener una pretemporada habitual", ha señalado el español.

Además, se ha mostrado muy ilusionado con los resultados obtenidos pero todavía cree que "hay margen para mejorar, pero lo positivo y lo fundamental de esta prueba ha sido reconfirmar la sensación que teníamos cuando nos subimos por primera vez a la moto de motocross y disfrutar de la sensación de velocidad. He completado una intensa jornada de test con tandas largas, así que estoy muy contento con el resultado. Nos quedan dos semanas para que empiecen los test en Sepang, así que aprovecharé para intensificar mi preparación física y entrenar en moto".

El próximo lunes Marc Márquez pasará una revisión médica con el doctor Sánchez Dalmau para observar la evolución de la lesión y confirmar las buenas sensaciones del piloto.