Pedro Acosta ha dado un auténtico recital sobre el asfalto de Portimao. El piloto murciano adelantó sin contemplaciones a todo aquel que se interponía en su camino hasta alcanzar las primeras posiciones y lograr su primer podio en MotoGP en su segunda carrera en la categoría reina.
Sin embargo, su camino hacia el último escalón del podio no ha sido sencillo. El piloto de GasGas tuvo que vérselas con pilotos de la talla de Jack Miller, Brand Binder, Marc Márquez y Pecco Bagnaia, a quien consiguió pasar en un adelantamiento al límite en el que apenas había unos pocos centímetros entre ambas motos.
Y es que el ritmo del campeón de Moto 2 ha sido inasumible para la gran mayoría de sus contrincantes: "No puedo decir nada más de hoy, el equipo trabajó perfecto, la moto funcionó perfecta toda la carrera, hoy ni brazos, ni neumáticos ni nada, solo me he centrado en pilotar. No hay rojo Ducati aquí (señalaba a su equipo en el parque cerrado), hoy el rojo es el de GasGas, ya tenemos la primera en la saca".
Sobre las vibraciones que ha sufrido durante algunas vueltas, Acosta ha querido remarcar su origen: "El problema es que he hecho muchas vueltas detrás de Pecco, muy pegado a él, porque quería buscar una buena posición para adelantarle. Ahí me ha subido mucho la presión del neumático delantero, entonces he decidido tirarme a adelantarle a ver si salía bien, pero ha sido un desastre, casi me caigo dos veces en la misma curva".
"Luego he intentado hacer líneas diferentes, haciendo un poco como los coches de F1 y preparando mejor la curva 3. Cada vez con las turbulencias tenía más vibración, no podía salir bien de la curva 1 y 2. Me he concentrado, me he fijado en lo que hacía él con el cuerpo, porque Pecco es de los que mejor salvan las gomas los domingos, y esto nos ha servido para aprender mucho", indicaba el piloto murciano.
A pesar de este gran resultado, Pedro prefiere mantener la cabeza fría para lo que viene: "Queda mucho por hacer, hay que mantener la calma. El primer adelantamiento a Pecco ha sido a la desesperada, quería ponerle nervioso, pero no se ha inmutado. Era la única manera que veía para enfriar el neumático, hacer líneas diferentes. Nos tenemos que poner las pilas con la parte electrónica porque muchas de las vibraciones de la moto vienen de ese lado más que del lado mecánico".
Tras este sufrimiento con los neumáticos, Pedro Acosta recibió su premio cuando en la última vuelta Maverick Viñales se fue al suelo, entregándole en bandeja plata el podio al piloto murciano, el primero en su cuenta particular en MotoGP.