Marc Márquez volvió a demostrar en Francia que está disfrutando de nuevo del motociclismo. Tras varias temporadas en Honda marcadas por las lesiones y por una moto que era y es un buen desastre, el catalán escogió un equipo satélite de Ducati para volver a sonreír... y para sumar podios y pelear por triunfos.

Eso fue lo que hizo en Le Mans. Lo que hizo en un fin de semana en el que se enfrentó a la Q1, que no superó, y que terminó con dos segundos puestos. Uno, en la sprint, tras ganar nueve posiciones saliendo 13º. El domingo, festival de adelantamientos.

Que casi acaba con él ganando, pues el ritmo que llevaba Márquez hizo que llegase al final de la prueba con opciones de plantar cara a Jorge Martín. A Pecco Bagnania se lo ventiló, en un duelo entre la Ducati A y la Ducati B que ganó Márquez.

"Tenía ritmo y..."

Y así estaba de radiante luego: "La carrera se me hizo corta. No me imaginaba terminar segundo".

"Hice una buena salida, no como la de la sprint... pero luego recuperé varias posiciones y preferí ir con más calma. Ya cuando iba tercero pensaba que no había más", dice.

Pero sí que lo había sí: "Tenía ritmo. Llegué fundido, y era mucho riesgo. Esperé a la última vuelta, para ver si Bagnaia atacaba. No lo hizo, así que ataqué yo".

"Hemos peleado con los dos gallos de Ducati... pero para un Mundial hay que hacer lo que hacen ellos", sentencia.