Riesgo siempre hay cuando uno deja su 'casa' para poner rumbo a otro lugar. Cuando dejas, en el caso de Marc Márquez, el equipo de tu vida, en el que has logrado todo, para probar suerte con una nueva aventura. Se marchó de Honda, del equipo de fábrica de Honda, y marchó a Gresini, a una Ducati satélite, para volver a disfrutar. Para volver a ganar.
En dos fines de semana ya suma un podio, y lo cierto es que mientras que él sonríe en Japón siguen sin dar con la tecla. En Honda continúan perdidos, y basta decir que en Portugal, en Portimao, la mejor de sus motos fue la de Joan Mir con una 12ª posición.
Luca Marini, que llegó al equipo en lugar de Marc Márquez, acabó 17º. Y por más que intenta sacar el lado positivo de todo lo cierto es que es complicado.
"Hay problemas, en comparación con los más rápidos, en todas partes. No se algo en particular", afirma.
Y luego los enumera: "Hemos tratado de tener un mejor giro, que haya más agarre en la aceleración. Pero el trasero es el gran problema que tenemos y necesitamos tiempo".
"Hay que jugar un poco con la puesta a punto, y preparar piezas nuevas. Al final hallaremos una solución", insiste Marini.
Porque el italiano sigue teniendo fe: "Así se verá el potencial que tenemos. Toca seguir trabajando así y ver si se reduce la diferencia".