Carlos Alcaraz sigue avanzando en París. Tras su victoria en individuales y en dobles, de nuevo peleó en solitario en la arena de Francia. En esta ocasión, su rival fue un Griekspoor que le puso en bastantes apuros tras una primera manga tras la que habría sido imposible pensar en lo difícil que iba a ser todo.

Porque el de El Palmar se lució en el primer set. Todo lo que hizo fue perfecto. Un gran tenis. Una gran sonrisa. Disfrutaba, y se notaba. Le salía todo. Con su saque, de diez; al resto, lo mismo.

El viento soplaba a su favor, y le faltó poco para no llevarse con rosco incluido el primer set ante el neerlandés. Sí, 6-1... pero luego tocó sudar.

Griekspoor se despertó. Con su saque, el neerlandés no daba opción alguna a un Alcaraz que perdió la sonrisa. Que comenzó a notar la presión de un jugador que le tuvo contra las cuerdas en no pocos momentos.

No había forma, y todo se fue al 'tie break'. Todo se fue, afortunadamente, al 'tie break'. Porque el neerlandés tuvo una bola de set, que no aprovechó, y Alcaraz incluso llegó a necesitar la asistencia del fisio en vestuarios. Pero en el momento de la verdad, Carlos volvió.

Cómo le gusta sacar el brazo y soltar ese '¡vamos!' para celebrar. Cómo se sabe que, en ese momento, se pone en modo invencible. En el 'tie break' el neerlandés se enfrentó a ese Alcaraz, y no pudo hacer nada contra él.

Así pues, Alcaraz sigue adelante tanto en individuales como en un dobles donde forma con Rafa Nadal una pareja histórica en París.