Una vez eliminado por Rafa Nadal en la segunda ronda de Wimbeldon en 2019, Nick Kyrgios ha revelado que ha atravesado, de nuevo, un problema grave de salud mental. Un problema que ha derivado, como el mismo ha reconocido, en pensamientos suicidas.

El australiano, a sus 28 años de edad, asegura que se tuvo que hacer incluso un tatuaje en la manga del brazo derecho para ocultar las consecuencias derivadas de la autolesión.

A través de 'Break Point', un documental producido por Netflix y que se estrenará a finales de mes, Kyrgios ha comentado su situación: "Estaba bebiendo, abusando de las drogas, odiaba el tipo de persona que era".

"Perdí en Wimbledon. Me desperté y mi papá estaba sentado en la cama, llorando en toda regla. Esa fue la gran llamada de atención para mí. 'Me dije: ok, no puedo seguir haciendo esto'".

Ya el año pasado, en el mes de febrero, el tenista compartió a través de Instagram que tenía problemas de salud mental y que había pasado por "pensamientos suicidas", llegando a decir que luchaba cada día por "poder levantarse de la cama".