Cuando todo el calvario que Andy Murray ha vivido desde hace tres años por una lesión de cadera parecía llegar a su fin, las alarmas han vuelto a saltar. El escocés, ganaba de nuevo un torneo ATP en Amberes entre lágrimas de felicidad después de haber estado a punto de retirarse, pero ahora su continuidad vuelve a ser un interrogante.
Desde que ganó el primer duelo en la fase final de la Copa Davis ante Tallon Griekspoor, Murray ha desaparecido de las pistas. Y esto se debe a que fue diagnosticado con un hematoma en el hueso pélvico.
A sus 32 años está intentado volver a ser competitivo como lo fue en su día, cuando era de los pocos que podían acabar con el 'Big Three' de Nadal, Djokovic y Federer. "Soy bastante pesimista sobre los plazos. Debería estar jugando en un par de semanas pero no lo aseguro. No puedo decir con exactitud lo que tengo", ha confesado Murray.
Su primera intención fue reaparecer en el Open de Australia, pero no logró llegar. Ahora tratará de hacerlo para el 25 de marzo, cuando se celebre el TMS de Miami. Aunque para poder jugar tendrá que pasar un examen médico y en caso de que los resultados no sean buenos, es más que probable que tenga que volver a someterse a una tercera operación de cadera.
"Yo quiero seguir jugando a tenis, la pregunta es si podré o no. Me gustaría estar en la gira de tierra batida. El objetivo es competir en los 'Grand Slam', es lo que realmente me excita y lo que eché de menos estos años", ha zanjado Murray.