No hay imposibles para Carlos Alcaraz. No hay nada que él no pueda hacer. Que no se imagine haciendo. Que consiga. Porque el de El Palmar, flamante campeón de Indian Wells, ha destapado el tarro de las esencias. Lo hizo ante Sinner, con una jugada de maestro total, y lo ha vuelto a hacer en la final frente a Daniil Medvedev con una acción que va directa a lo mejor de la temporada del tenis.
Porque lo que hizo con 4-4 en el marcador, con Medvedev al saque, se queda prácticamente sin calificativos. Es, simplemente, extraordinario. De dificultad leyenda. De un saber y de una técnica propias de todo un veterano cuando, recordemos, Carlos apenas cuenta con 20 años.
Y aún así, aunque tenía delante a un Medvedev que comenzó mandando, no perdió la compostura. No perdió los nervios. No dejó en momento alguno de saber qué es lo que debía hacer en la pista de Indian Wells.
Al saque Medvedev. Con 40-40. Con ventaja. Llegando a una dejada, alcanzando un globo del ruso. Corrigiendo cuando tocaba corregir y aún así llegando a la bola. Llegando y golpeando perfecto. Ganando terreno. Empujando a su rival.
Dejando claro a Medvedev que iba a ser que no. Que si quería ganarle iba a necesitar más. Cuando el ruso ya sabía que no iba a poder ser, Alcaraz se sacó una derecha paralela que superó a Daniil.
Simplemente Alcaraz. Simplemente Carlos. Simplemente una acción que tan solo los mejores jugadores del mundo, de la historia, son capaces de hacer con éxito. Y ahí es donde va, donde quiere llegar, el de El Palmar. A la historia. A ser leyenda. A ser de los mejores de todos los tiempos. Con puntos así... con títulos, va de camino.