Novak Djokovic volvió a ser Novak Djokovic. Para lo bueno y para lo no tan bueno. Ante Rafa Nadal, en los Juegos Olímpicos de París, sacó el rodillo en la primera manga para sufrir en la segunda... y para dejar un gesto que no fue precisamente bien recibido por el público presente en la cancha.

Porque iban con Nadal. Porque los asistentes iban con Nadal. Porque eso no le gustó demasiado al serbio, quien cuando peor lo estaba pasando les dedicó un gesto que silbaron de inmediato los asistentes al partido.

Fue en el segundo set, cuando Nadal logró empatar a cuatro un partido que se le puso prácticamente imposible. En el siguiente juego, Djokovic logró un contrabreak para poner ya todo a su favor... y para ganarse los silbidos del respetable

Se llevó la mano a la oreja. Lo hizo ante el apoyo del público a Nadal. Ante el escaso apoyo que él tenía en la cancha ante un rival que ha hecho historia en Roland Garros y que llevó la antorcha olímpica en la inauguración.

No gustó nada ese gesto al público, y se lo dejó más que claro a un tenista que logró la victoria ante Nadal en dos sets.