El deporte debe proteger y velar por el cumplimiento de ciertos valores propios de la actividad, que sirvan de ejemplo para lo más pequeños. Pues bien, Nick Kyrgios es la antítesis de este perfil. Durante el partido que le enfrentaba frente a número dos del mundo, Rafa Nadal, sacó toda una baraja de acciones que no se deben realizar y por las que ya ha sido sancionado en alguna ocasión.
Más allá de reconocer la intencionalidad de un pelotazo al manacorí, de no querer retractarse por ello y de diversos enfrentamientos con el juez de silla, queda la imagen que da al mundo. La respuesta de Rafa fue clara. Aun no jugando su mejor partido, mostró un gran despliegue físico, una enorme fortaleza mental y una gran seguridad que dejaron en agua de borrajas las tácticas de distracción de Kyrgios.
Las reacciones posteriores al encuentro han sido notorias en la prensa internacional. Multitud de medios, incluyendo los australianos, han criticado la actitud del tenista y han reconocido y avalado la victoria de Nadal. Nick Kyrgios, al que tanto le dio el sol que terminó por nublarse, es el ejemplo claro de cómo no debe actuar un deportista.
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