Una responsable del
equipo editorial, Karen Attiah, explica que la dirección del periódico recibió
el texto de Khashoggi un día después de que el periodista entrase el 2 de
octubre en el consulado de Arabia Saudí en Estambul, donde se le pierde la
pista.
El texto fue remitido
por un traductor y ayudante y, en palabras de Attiah, "captura
perfectamente el compromiso y la pasión (de Jashogi) por la libertad den el
mundo árabe". "Una libertad por la que aparentemente dio la
vida", ha añadido Attiah, resignada a que está ante "el último
artículo" de un periodista que no ha dudado en criticar a la cúpula
política de su propio país.
Khashoggi utiliza como
base de su texto póstumo un informe de Freedom House que constata el mal estado
de la libertad de prensa en el mundo árabe, que tras vivir con
"esperanza" la ola de movilizaciones de 2011 ha visto cómo
"estas expectativas quedaban rápidamente destrozadas" por quienes no
se resignaban a perder los privilegios acumulados.
"Una narrativa
controlada por el estado domina la psique pública y, aunque muchos no nos lo
creemos, una gran mayoría de la población cae víctima de la falsa narrativa.
Lamentablemente, es improbable que la situación cambie", afirma el
reportero.
Khashoggi recuerda casos
como los del escritor saudí Salé al Shehi, condenado a cinco años de cárcel, o
el bloqueo del periódico egipcio 'Al Masry al Youm' y critica el
"silencio" de la comunidad internacional, gracias al cual los
diferentes regímenes han podido seguir con unas políticas que dejan apenas unos
pocos "oasis" en la región, como Qatar.
"El mundo árabe se
enfrenta a su propia versión del Telón de acero, pero en este caso no está
impuesto por actores externos sino por fuerzas internas que compiten por el
poder", ha añadido Jashogi, que agradece que 'The Washington Post' haya
traducido algunos de sus artículos al árabe para favorecer su difusión
internacional.
El periodista, no
obstante, reclama "una plataforma para voces árabes", un foro
internacional "independiente" aislado de los gobiernos que solo
buscan "difundir el odio mediante la propaganda". Con iniciativas de
este tipo, ha agregado, "la gente normal del mundo árabe podría resolver
los problemas estructurales a los que se enfrentan sus sociedades".
El periodista Jamal Khashoggi estaba aún vivo cuando empezaron a descuartizarlo dentro del consulado. Hubo todo un plan para torturarlo y matarlo y fue grabado: esos audios son estremecedores y quienes los han escuchado han ofrecido detalles terribles.