El niño afgano Murtaza Ahmadi, cuya imagen vistiendo una camiseta de la Albiceleste hecha con una bolsa de plástico dio la vuelta al mundo, vio cumplido el gran sueño de conocer a su ídolo, Lionel Messi.
Sin embargo, uno de los momentos más felices de su vida no tardó en convertirse en una pesadilla porque su madre cuenta que los talibanes afirman que "si lo atrapan lo cortarán en pedazos".
"Desde el día en que Murtaza se hizo famoso, la vida se volvió difícil para nuestra familia", afirmaba la madre. Según cuenta, no fueron sólo los talibanes, "sino que otros grupos también empezaron a pensar que Messi podría haberle dado mucho dinero. Dejamos de enviarlo a la escuela y nos amenazaban todo el tiempo".
La familia Ahmadi son hazaras, una minoría étnica que está amenazado por los extremistas violentos suníes tanto talibanes como de Daesh. Tras las amenazas, la familia escapó hasta la ciudad cercana de Bamyan, desde donde la madre y el niño consiguieron llegar a Kabul.
"La última vez que vi a mi padre fue el primer día que vinimos aquí", explicaba Ahmadi a CNN. "Luego regresó, y no lo he visto desde entonces. Cuando llama a mi madre, también le hablo".
Pese a haberse alejado de las primeras amenazas, el niño sigue apenas sin salir de casa por temor de su madre a que puedan secuestrar al niño para pedir un rescate por la fama que ganó en aquellos días.