Restaurantes, bares, gimnasios, lugares de culto religioso y otros espacios cerrados fueron los responsables de ocho de cada diez contagios de coronavirus en los primeros momentos de la pandemia en Estados Unidos, según un nuevo estudio publicado por la prestigiosa revista 'Nature' y que emplea los datos de movilidad de móviles de sus ciudadanos.
El artículo recoge datos por horas de la movilidad de 98 millones de personas en las áreas metropolitanas de Atlanta, Chicago, Dallas, Houston, Los Ángeles, Miami, Nueva York, Filadelfia, San Francisco y Washington D.C. y da la medida de cómo han afectado esta clase de lugares a la hora de propagar el virus y también puede indicar a responsables de todo el mundo cómo actuar con toques de queda o confinamientos parciales.
En una llamada con periodistas, el principal investigador del estudio, el científico computacional de la Universidad de Stanford Jure Leskovec, define a los restaurantes como los lugares con más probabilidad de contagio: "Son de lejos los más peligrosos, cuatro veces más que los gimnasios o cafeterías, seguidos de los hoteles".
El análisis concluye también que los barrios de bajos ingresos fueron los más golpeados y por qué: los espacios públicos en estas partes de la ciudad son más concurridos y están más abarrotados y sus ciudadanos se movían más, ya que sus puestos de trabajo no permitían el teletrabajo.
"Una gran razón es que los trabajadores esenciales tenían que permanecer en su puesto, no podían teletrabajar", afirmó la coautora del estudio, Serina Chang.
Además, los supermercados y tiendas de alimentos también fueron importantes focos de contagio, sobre todo en las zonas más pobres, ya que son espacios más pequeños y más saturados, con clientes que tendían a quedarse durante más tiempo en el local.
Con todos estos datos, los investigadores concluyen que los confinamientos, toques de queda o limitaciones de aforo, especialmente en los barrios humildes, son una forma relevante de controlar los contagios.
De acuerdo con las estimaciones, en Chicago, las nuevas infecciones que ocurrieron en un 10% de los espacios cerrados representaron el 85% de las predicciones. La reapertura de restaurantes sin limitación de aforo habría supuesto 600.000 enfermos más a finales de mayo.
Los investigadores concluyen que limitar el aforo a un quinto de su capacidad reduciría las infecciones un 80%.