Esta información se
conoce horas después de que la relatora de la ONU sobre la tortura, Agnes
Callamard, asegurara en Ginebra que Khashoggi, columnista del Washington Post,
fue víctima de "un asesinato brutal y premeditado" que fue
"planeado y perpetrado por funcionarios de Arabia Saudí".
El periodista fue
asesinado por agentes saudíes el 2 de octubre de 2018 en el consulado saudí de
Estambul. El New York Times, que cita a exfuncionarios estadounidenses y
funcionarios extranjeros conocedores de los informes de inteligencia, asegura
que agencias de espionaje estadounidense interceptaron conversaciones del
príncipe heredero.
Según estas fuentes, en
septiembre de 2017, Bin Salman trató con un ayudante identificado como Turki
Aldajil la situación de Khashoggi, que ya había alarmado a las autoridades del
régimen por sus crecientes críticas a las políticas de palacio.
En la conversación el
príncipe heredero dijo que si no se podía convencer al periodista para que
regresara a Arabia Saudí había que llevarlo de vuelta a la fuerza, siempre
según el New York Times y aseguró que de lo contrario, él personalmente iría
tras Khashogi "con una bala".
Según analistas de
inteligencia sin identificar citados por el diario, la frase de Bin Salman no
habría que interpretarla al pie de la letra, pero sí como "una metáfora
para enfatizar su intención de matar al periodista si este no regresaba a
Arabia Saudí".
La publicación de esta
información coincide con la visita del ministro de Exteriores saudí, Adel al
Yubeir, a Estados Unidos, donde se ha reunido con su homólogo estadounidense,
Mike Pompeo. Durante su reunión, ambos han destacado la importancia de
continuar con la investigación sobre el asesinato del periodista saudí de manera
"creíble y transparente".