Es una tragedia tan impresionante, como irreparable y tristemente. anunciada. El mayor Museo de Historia Natural de América Latina ha sido pasto de unas llamas tan voraces que, en poco rato, han engullido sus tres plantas que, afortunadamente estaban vacías, y se han elevado metros por encima.
"La Historia de mi país está hecha cenizas. Estoy desolada", asegura Isabela, una vecina de Río de Janeiro. Su interior, cuentan los bomberos, ha quedado prácticamente arrasado. Poco podrá salvarse, parece, de los millones de piezas únicas que contenía: de momias egipcias a los restos de Julia, la americana más antigua conocida.
"Es una pérdida incalculable: histórica, científica, académica", explica Roberto, de la Universidad Federal de Río de Janeiro. El Museo Nacional de Río, otrora palacio de emperadores, llevaba años denunciando que se caía a pedazos, sin apenas fondos públicos. Tan así, que los bomberos se han encontrado con que las tomas de agua más cercanas al edificio no funcionaban.
Hace poco, las autoridades se habían comprometido a invertir unos cinco millones de euros para arreglarlo. E, ironías del destino, uno de los "regalos" para el bicentenario del Museo era un sistema antiincendios.