Borja Sémper, presidente del PP en Gipuzkoa y portavoz en el Parlamento Vasco, ha anunciado su marcha de la política y la vida pública. Lo ha hecho, según ha explicado en rueda de prensa, por circunstancias personales, si bien ha señalado que le "incomoda mucho el clima de confrontación permanente" y ha recordado que "un partido político no es una secta, sino un grupo de personas que se juntan para defender intereses generales".
Desde la sede del Partido Popular en Donostia ha pronunciado un discurso en el que ha mostrado su "rechazo el enfrentamiento gratuito" y al hecho de "convertir al adversario político en un enemigo". "La política transita por un camino poco edificable, peor no es una crítica a alguien en concreto, sino una situación general", ha apuntado.
En este sentido, ha instado a los dirigentes políticos a "proteger y cuidar todo lo que hemos ido ganando" porque, a su juicio, "hay cierto riesgo de perderlo". "La libertad, la igualdad y la sociedad moderna, amparada por las leyes iguales para todos, se puede ir resquebrajando porque necesita unos cuidados y eso depende de nosotros, de los políticos, y de la sociedad en general".
Ha pedido también que no "dejemos de tratarnos con respeto" porque "la discrepancia es sana y necesaria, pero no la bronca y el enfrentamiento". Si bien, ante las preguntas de los periodistas sobre la deriva de Pablo Casado, ha dejado claro que no se siente "incómodo en el Partido Popular", al que está "agradecido" por permitirle siempre hablar con "total libertad", y que "esto no ha determinado el final" de su carrera política.
Hace un repaso a su carrera política
Durante su discurso de despedida, Borja Sémper ha hecho un breve repaso de su carrera política, que comenzó hace ya 25 años. El actual dirigente del PP vasco ha recordado que ha "pasado gran parte de su vida flanqueado por dos escoltas y protegido por la Guardia Civil, la Policía y la Ertzaintza", a quienes ha mostrado su agradecimiento. "Gracias a ellos hoy puedo, en buena medida, dar esta rueda de prensa".
Y es que, el también concejal en Donostia accedió a su primer cargo público en 1995, año en el que ETA asesinó a varios dirigentes del PP, así como a varias personas con cargos policiales. En este sentido, ha destacado que "una y mil veces volvería" a comprometerse "con la libertad, aunque fuera a costa de su juventud".
"No pudieron matarme, pero tampoco pudieron amargarme la vida"
En este caso, también ha querido agradecer "la labor de los políticos que han contribuido a que podamos vivir sin terrorismo, en convivencia y con las mismas prioridades que cualquier otra comunidad autónoma"."Me queda la esperanza de saber que cualquier reto al que nos enfrentemos puede solucionarse si tenemos una voluntad de acuerdo con el diferente".
"He tratado con cargos políticos de todos los colores e ideologías, con todos he pretendido defender mis ideas con respeto porque siempre he creído que se pueden tener ideas firmes y respetar al adversario. A los que me he enfrentado, a los que he padecido, decirles que en mí no encontrarán rencor, pero tampoco olvido. No pudieron matarme, pero tampoco pudieron amargarme la vida", ha sentenciado.