Para el presidente del Gobierno la presunta corrupción en su partido no es un asunto demasiado relevante. Es más, los otros grupos, dice Rajoy, están obcecados.
"Resulta bastante pintoresca su obsesión en pretender juzgar a mi formación política, no al Gobierno", ha señalado en su comparecencia en el Pleno.
Así que Rajoy se ha centrado en lo que considera los retos más importantes: terrorismo, recuperación económica y Cataluña. Y aunque nadie le ha preguntado, sobre todos ellos se ha explayado.
El PSOE ha intentado virar del mitin al debate, pero Rajoy no tenía ganas. "Hay dos maneras de actuar, una es construir, y otra, poner zancadillas", ha señalado.
Ante los silencios del presidente, Pablo Iglesias insistía y Albert Rivera tiraba de 'yo ya lo avisé'. Porque para Rajoy la corrupción es un lugar común, aunque por muy trillado que él lo encuentre no le quedará más remedio que volver a transitarlo.