La infanta Elena ha logrado juntar a la práctica totalidad de la familia real para celebrar su 60 cumpleaños, una cita que ha vuelto a reunir a Juan Carlos I con Felipe VI en un encuentro que ha tenido una imagen que ha llamado la atención de propios y extraños.
A la salida del restaurante al que han acudido, la infanta Elena y su padre, el rey emérito, han hecho un protocolo de despedida que mezcla tradición y vanguardia, por decirlo de algún modo. En primer lugar, la infanta ha dado dos besos a su padre, seguidos de una reverencia. Ahí comienza lo 'extravagante', con un toque en la frente que simula hacer una cruz y un apretón de manos acompañado de un golpe en el pecho.
Al acabar, Elena ha dirigido su mirada a los medios gráficos allí presentes con una sonrisa. Según algunos expertos en Casa Real, detrás del gesto podría estar la influencia de su nieta Victoria Federica. Así lo cuenta José Apezarena, que achaca este "gesto juvenil" a la hija de la infanta Elena, dada su presencia en redes sociales.
La realidad es que no es la primera vez que vemos este saludo, aunque sí la más clara. Buscando en la hemeroteca, la secuencia la hemos podido apreciar en agosto de este año, con la infanta recibiendo a su padre en su tercera visita del emérito a España. El gesto fue el mismo: dos besos, reverencia, señal de la cruz en la frente, juego de manos y palmada en el pecho.