El Rey ha reivindicado hoy la "plena vigencia" de los ideales consagrados en la Constitución, sin "olvidarlos ni desvirtuarlos", si bien ha animado a adaptar la vigente "manera de hacer" a "una España abierta a los cambios", con espíritu "crítico pero siempre constructivo". Ante los diputados y senadores reunidos en una sesión solemne del Congreso para conmemorar el 40 aniversario de la Constitución, Felipe VI ha subrayado que "la democracia está firme y plenamente consolidada" y ha defendido la "estructura territorial" amparada por la Carta Magna, por haber consolidado la más "profunda descentralización del poder político" de la Historia de España.
En todo caso, la España de hoy es "muy diferente de la de aquel 6 de diciembre de 1978" y "a lo largo de todos estos años se han producido en nuestro país equivocaciones, errores e insuficiencias", ha precisado el jefe del Estado, quien ha advertido de la necesidad de "seguir construyendo", desde las respectivas responsabilidades de cada uno, "una España en vanguardia, moderna y renovada". "Una España abierta a los cambios que nuestra sociedad y, especialmente, las jóvenes generaciones merecen", ha continuado el monarca, antes de añadir: "Hemos de sumar ese inmenso patrimonio de libertades, derechos y bienestar que hemos conseguido a la voluntad de ir adaptando y amoldando nuestra manera de hacer y de vivir la realidad de cada momento , con espíritu crítico, pero siempre constructivo".
A continuación, ha llamado a reivindicar la plena vigencia de los ideales y valores que unieron a los españoles como "pilares esenciales y fuente de inspiración" de la convivencia, entre los que ha citado el "espíritu de reconciliación", la "voluntad de entendimiento y derecho" y "la vocación de integración, respetando nuestras diferencias y nuestra diversidad". Tras destacar que la Constitución supuso "el mayor éxito político de la España contemporánea", una España "que no dejó pasar, en esta ocasión, el tren de la Historia", don Felipe ha insistido en destacar el "espíritu integrador de la sociedad española", una "vocación integradora" que, según ha precisado, "no supone uniformidad ni negar la pluralidad".
Esta vocación de integridad, ha puntualizado, significa "asumir y reconocer a todas ellas en una realidad nacional común en la que caben diferentes modos de pensar, de comprender y de sentir", ha recalcado, y ha ensalzado la "arquitectura territorial" dispuesta en la Carta Magna, que garantiza "el reconocimiento y protección de nuestras lenguas, tradiciones, culturas e instituciones". Convencido de que el "sentimiento constitucional" está "hondamente asentado" en España y de que la democracia "no tiene vuelta atrás en el sentir y las conciencias de los españoles", Felipe VI ha dedicado unas palabras a homenajear a las "víctimas del fanatismo y la sinrazón terrorista", al tiempo que ha rendido tributo a los exiliados y represaliados bajo el franquismo.
"La Corona está ya indisolublemente unida -en la vida de España- a la democracia y a la libertad", ha proclamado el Rey al final de un largo discurso plagado de citas y elogios a los ponentes de la Constitución, que ha cerrado con un "muchas gracias" en las cuatro lenguas cooficiales y en el que ha alabado a su padre, el Rey Juan Carlos, por su "determinante" impulso de la democracia, y también a su madre, la Reina Sofía, por su "apoyo permanente y comprometido".