El discurso del rey emérito se produjo horas después de que el teniente Antonio Tejero intentara tomar el Congreso de los Diputados y finalizase fracasando en su intención de realizar un golpe de Estado en la sesión de investidura como presidente del Gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo.
El monarca ordenó a las autoridades tomar cualquier medida para mantener el orden constitucional. Además, alertó sobre la posición que tomaría la corona española en caso de que cualquier persona intentase interrumpir forzosamente el proceso democrático que atravesaba el país. A partir de su discurso y de la llamada que realizó alertando a uno de los golpistas de que retirase las tropas, el golpe de Estado se dio por fracasado.
Este fue el discurso íntegro con el que el monarca emérito se dirigió a los españoles a la 1:14 del día 24 de febrero de 1981:
"Al dirigirme a todos los españoles, con brevedad y concisión, en las circunstancias extraordinarias que en estos momentos estamos viviendo, pido a todos la mayor serenidad y confianza y les hago saber que he cursado a los Capitanes Generales de las Regiones Militares, Zonas Marítimas y Regiones Aéreas la orden siguiente:
Ante la situación creada por los sucesos desarrollados en el Palacio del Congreso y para evitar cualquier posible confusión, confirmo que he ordenado a las Autoridades Civiles y a la Junta de Jefes de Estado Mayor que tomen todas las medidas necesarias para mantener el orden constitucional dentro de la legalidad vigente.
Cualquier medida de carácter militar que en su caso hubiera de tomarse deberá contar con la aprobación de la Junta de Jefes de Estado Mayor.
La Corona, símbolo de la permanencia y unidad de la patria, no puede tolerar en forma alguna acciones o actitudes de personas que pretendan interrumpir por la fuerza el proceso democrático que la Constitución votada por el pueblo español determinó en su día a través de referéndum".