Djilali Benatia, uno de los sicarios argelinos detenidos por el asesinato del concejal de Llanes, Javier Ardines, ha confesado en su declaración ante el juez que le pagaron 25.000 euros a repartir entre los dos autores materiales.
El sicario ha señalado que el encargo de "darle un susto" vino de Jesús, el intermediario entre Pedro Nieva y ellos. En este sentido, contó que el encargo era "asaltar al concejal, darle una paliza y huir sin dejar rastro" e insiste en que lo dejó con vida.
Sin embargo, el sumario del caso narra una agresión de extrema dureza, según desvela El Español. El crimen se preparó meses antes y durante todo ese tiempo, Nieva habría estado espiando a su mujer buscando micrófonos, cámaras ocultas e incluso test de paternidad por Internet.
Los sicarios vigilaron el recorrido de Ardines y descubrieron unas vallas amarillas que el concejal de IU retiraba cada mañana cuando salía de su casa. Para tender la emboscada, utilizaron esas vallas, de tal manera que las colocaron a lo largo de la carretera y se escondieron tras la vegetación.
Cuando Ardines bajó del coche para apartar las vallas, los sicarios le asaltaron y le rociaron con gas pimienta antes de que intentara defenderse utilizando una valla como escudo mientras gritaba pidiendo auxilio.
Cuando salió corriendo para tratar de escapar le golpearon con un bate de béisbol que habían comprado la noche anterior por ocho euros en un bazar. Ardines cayó a plomo inconsciente, pero los atacantes siguieron golpeándole y le estrangularon. Uno de ellos dice que cuando estaba en el suelo se le veía el hueso de la rodilla.
Cuando el concejal yacía sobre el suelo y no se movía, los atacantes huyeron hacia Bilbao.
El asesino de Javier Ardines le tendió una trampa: dejó su móvil grabando cuando tomaba algo con él y su mujer.
Pedro Nieva, el presunto inductor del asesinato del concejal de Izquierda Unida Javier Ardines, supuestamente encargó el crimen del edil cuando descubrió la infidelidad, hace aproximadamente un año.