Granados fue muy contundente en su intento de implicar a Cristina Cifuentes en la presunta financiación irregular del PP de Madrid.
"A mí me consta que había una campaña paralela, y ajena al PP de Madrid desde el punto de vista contable muy, muy, muy dirigida, en la primera de 2007, desde luego el señor González, con la señora Cifuentes, con la señora Mariño y con Isabel Gallego", dijo ante el juez.
Según él, Cifuentes conocía la caja B con la que se pagaban las campañas y era la que de verdad mandaba en el partido: "Se jacta de que es la que manda por orden del señor González, se jacta de que yo en ese partido no mandaba absolutamente nada. Cualquier cosa que había que tratar sobre pueblos o distritos, en fin, en referencia al partido, tenía que pasar por la señora Cifuentes".
Tras estas afirmaciones, la presidenta autonómica se ha querellado contra Granados por injurias, calumnias y un delito contra la integridad moral.
Pero el exconsejero fue más allá para argumentar la importancia de Cifuentes: "Doña Cristina Cifuentes, que mantenía una relación sentimental conocida por todo el mundo con el señor González, se convierte en la persona, las manos, los oído, la voz, la ejecutiva en el partido, del señor González".
Ambos, insiste Granados, dirigieron la campaña de 2007 bajo sospecha: "Ignacio González tenía de adjunta fundamentalmente... en ese momento, esa relación estaba en plena efervescencia".
Sólo un año después, dice, cambió "la posición" de Cifuentes en el partido.