Izquierda Unida ha mostrado este lunes su malestar después de la crisis en Sumar que ha provocado el escándalo de Íñigo Errejón. La formación ha pedido la "una reorganización del grupo parlamentario", según ha trasladado su coordinador federal, Antonio Maíllo, quien ha sostenido que "no se dan las condiciones para nombrar" a un nuevo portavoz.

Así lo ha expresado Maíllo antes de la reunión del grupo parlamentario con Yolanda Díaz, donde se ha tratado el caso Errejón ya que antes no han podido porque la vicepresidenta segunda estaba de viaje oficial en Colombia. Pese a lo expresado por Maíllo y en lo que han coincidido otros integrantes, el grupo ha salido "bastante satisfecho" de la reunión.

Según han trasladado fuentes del grupo a la periodista de laSexta Irene Rupérez, Díaz "ha sido sincera" y "honesta" y ha dado "todas las explicaciones que han requerido". Asimismo, han reconocido que tiene un "trabajo difícil", pero han señalado que está más "tranquila" porque para ella no ha sido fácil estar de viaje cuando estalló el caso de Errejón.

No obstante, dichas fuentes han destacado que algunos miembros del grupo parlamentario han pedido que se tomen las "decisiones" de forma "horizontal". No han criticado el nombramiento de Errejón en su momento porque consideran que era buen candidato, pero se han quejado de la forma en la que se llevó a cabo.

La formación más crítica ha sido IU, quien busca reivindicar su espacio, exigiendo una "reorganización". "Hemos pedido una reorganización del grupo parlamentario, donde tomemos decisiones de manera democrática y consensuada y no se han atendido (...) Cuando se consensue y acuerde eso, entonces se elegirá a la portavocía. No construyamos la casa por la ventana. No se dan las condiciones para nombrar hoy la portavocía", ha zanjado Maíllo.

Ha desgranado que sí debe ser el momento de consensuar un método de funcionamiento "colectivo" y "democrático" del grupo y de los criterios políticos que va a desarrollar la dirección del mismo. De hecho, ha indicado que la crisis de la dimisión de Errejón, ante la sucesión de denuncias de presunta violencia sexual contra él, debe ser la oportunidad para darle la "vuelta como un calcetín" a la organización del grupo en el Congreso.