La Agencia Tributaria descartó que Conde cometiera delito tributario alguno entre los años 2010 y 2014, ejercicios durante los cuales no se produjeron incrementos patrimoniales ni ganancias de capital ni generaron rentas susceptibles de tributar.
Tampoco ve indicios de que el dinero procediera de actividades ilícitas, al entender que dicho capital fue ingresado en el helvético Banco Dreyfus antes de que Conde accediera a la presidencia de la entidad en 1987.