Parecía que el Partido Popular y Ciudadanos estaban destinados a entenderse, pero la brecha abierta tras los debates ha aumentado con el desembarco del expresidente de la Comunidad de Madrid Ángel Garrido en la formación naranja. "Creo en la libertad. No hay que ser del PP o del PSOE hasta la muerte", ha defendido Albert Rivera, presidente de Ciudadanos.
Pablo Casado, que ha querido desinflar el caso de la marcha de Garrido, no ha querido pronunciarse. No obstante, en una entrevista concedida a El Mundo, ha pedido que sean otros quienes se expliquen. Garrido se ha justificado afirmando que no comunicó su decisión antes para no molestar al candidato del PP.
Así se ha expresado en declaraciones al programa Al Rojo Vivo hablando sobre el que hasta ahora era su presidente. "Entiendo que tiene una campaña muy complicada. De verdad, cuando él me llame estaré a su disposición". Su movimiento ha pillado por sorpresa a lo populares, que lo han calificado de manera muy explicita.
"No es muy elegante que a cuatro días de las elecciones hagas una putada de esta dimensión", ha considerado Xavier García Albiol, candidato del Partido Popular a la Alcaldía de Barcelona. Desde Génova si han querido dejar constancia de su malestar con Ciudadanos. Lo han hecho a través de un mensaje en su cuenta de Twitter.
La formación naranja cree que la deriva del PP es lo que hace muchos de sus exdirigentes acaben en su equipo. "No se siente cómodo con la derecha más extrema. Él siempre ha sido liberal", ha añadido Ignacio Aguado, candidato de Ciudadanos a la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Como un espectador más, Pedro Sánchez ha aprovechado este nuevo desencuentro en la derecha para lanzar una pulla. "Si no son capaces de fiarse entre ellos mismos, cómo se van a fiar los españoles", ha dicho el presidente del Gobierno. Se da así más división en la derecha a tres días de la cita con las urnas.