Juan Carlos I vive su última jornada en Sanxenxo. El emérito, que aterrizó el jueves en el aeropuerto de Vigo, afronta su tercer día en la localidad pontevedresa con la esperanza de vivir, hoy sí, una jornada de regatas sin contratiempos. Y es que este sábado se acabaron suspendiendo las dos mangas previstas en el club náutico por la falta de viento, una situación que podría repetirse hoy.
Además de esa jornada de regatas, a las 18:00 horas se celebra la entrega de premios de la regata, donde se espera que Juan Carlos I pueda participar de algún modo.
Dará así carpetazo a su estancia en casa de su amigo Pedro Campos, desplazándose a Madrid este lunes para encontrarse con su hijo, el rey Felipe VI, así como con el "resto de la familia" en la Zarzuela, un almuerzo que la Casa Real cataloga como meramente privado, no estando así en su agenda oficial del día, la cual está completamente liberada.
Este sábado, Juan Carlos I, que se subió al Bribón, no pudo tripular la embarcación después de que se suspendiese la jornada de regatas prevista ante la falta de viento en Sanxenxo. Ante los medios, el emérito insistía en que se encontraba "muy bien".
Tras una jornada frustrada en el club náutico, el emérito se trasladó a Pontevedra para ver a su nieto Pablo Urdangarín jugar un partido de balonmano. Ambos se fundieron en un abrazo en una visita que tuvo un pequeño susto, y es que Juan Carlos I se resbaló en la grada, sufriendo una pequeña caída en la grada del estadio. Fue al intentar levantarse con la ayuda de sus ayudantes cuando el emérito 'bajó' de una grada a otra, una imagen que evidencia sus problemas de movilidad.