La DANA que ha impactado el levante español ha traído consigo imágenes de devastación que, según algunos, parecían ya desterradas al pasado. La magnitud de la tragedia y el daño provocado por las lluvias torrenciales nos obligan a retroceder décadas en la historia, a cuando desastres similares dejaron una marca indeleble en el recuerdo colectivo de toda una región.
Para encontrar un desastre comparable al de estos días, tenemos que regresar al 14 de octubre de 1957, cuando una implacable riada del río Turia inundó Valencia, sumergiéndola en una tragedia en blanco y negro. Aquella gran riada causó la muerte de más de 80 personas y dejó a unas 1.700 sin hogar, mientras las aguas arrasaban barrios enteros y devastaban el centro de la ciudad. La imagen de la Valencia sumida en el lodo, con sus edificios colapsados y calles transformadas en ríos, marcó profundamente a toda una generación, que aún recuerda el dolor de aquel día y la dificultad de reconstruir una ciudad azotada por la naturaleza.
La memoria de la catástrofe volvió a hacerse presente en octubre de 1982, cuando la presa de Tous, desbordada por la subida del caudal del río Júcar, cedió ante la presión. La ruptura de la presa liberó millones de litros de agua que se mezclaron con las lluvias torrenciales en una brutal combinación que, en cuestión de horas, devastó las localidades cercanas. Las imágenes de olas de hasta ocho metros de altura engullendo poblaciones como Beneixida y Gavarda han quedado grabadas como símbolo de aquella tragedia, que se cobró la vida de casi 40 personas y causó daños materiales que superaron los 300 millones de euros. La imagen de los vecinos achicando agua sin descanso, intentando salvar lo poco que les quedaba, es uno de los recuerdos más dolorosos en la historia reciente de la Comunidad Valenciana.
Unas décadas después, en 1996, otra gota fría volvió a castigar la zona, inundando la localidad de Tavernes de la Valldigna. Aquel año, las lluvias torrenciales rompieron récords históricos, con 520 litros de agua por metro cuadrado en apenas 24 horas, lo que desbordó el río Vaca y sumergió la ciudad en una pesadilla de agua y barro. Los daños fueron cuantiosos, superando los 120 millones de euros, y nuevamente los residentes vieron cómo en una sola noche sus vidas cambiaban para siempre.
Hoy, la DANA vuelve a traer esos recuerdos de tragedia. Las intensas lluvias han provocado desbordamientos y anegaciones en múltiples poblaciones del levante, forzando a miles de personas a abandonar sus hogares y enfrentarse nuevamente a la crudeza de un fenómeno natural incontrolable.
La Generalitat ha activado un teléfono para la atención de familiares de las personas desaparecidas: 900 365 112. Las autoridades piden reservar este teléfono únicamente para dar información sobre aquel familiar con el que no se consigue contactar. Para emergencias, el número sigue siendo el 112.