Los desahucios se detienen
El Ayuntamiento de Barcelona compra la Casa Orsola, símbolo de la lucha por la vivienda
El contexto Un fondo de inversión compró la propiedad en 2021. Los inquilinos llevaban desde entonces en lucha para no abandonar sus hogares. El primer desahucio iba a ejecutarse estos días, tras posponerse en dos ocasiones.

Buenas noticias, al fin, para los vecinos de la Casa Orsola. El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado la compra del inmueble, cuyos inquilinos llevaban años en lucha, desde que fue adquirido por un fondo de inversión. Ahora, el Consistorio ha llegado a un acuerdo con la entidad del Tercer Sector Hàbitat3 para adquirir conjuntamente la finca y reconvertir los pisos en viviendas protegidas. La consecuencia inmediata es que se detienen todos los procesos de desahucio que estaban previstos.
En concreto, el Ayuntamiento adquiere el 49% de la finca, mientras que la parte mayoritaria la asume Hàbitat3, que tendrá el 51% de la propiedad y será quien gestione "con criterios sociales" el alquiler "asequible" de las 26 viviendas del edificio. El Consistorio ya ha trasladado la propuesta de compra a la propiedad y esta ha aceptado venderla por 9,2 millones de euros, una cifra que, según el Ejecutivo municipal, está un 30% por debajo del precio de mercado en esta zona de la Ciudad Condal.
La Casa Orsola está compuesta por dos edificios: uno el número 122 de la calle Consell de Cent y otro en el 137 de la calle Calàbria, que en total suman 26 pisos y cuatro locales comerciales. Según detalla el Ayuntamiento, actualmente hay siete pisos con contratos de alquiler indefinido, siete con contrato de alquiler de temporada, cinco con contrato de alquiler vigente y cinco más inmersos en procesos de demanda o procedimientos judiciales y dos más que están vacíos.
De esta forma, ahora se podrán poner a disposición del parque público de vivienda nueve pisos: los dos que están vacíos y los de alquiler de temporada, una vez acaben sus contratos. El resto de contratos de alquiler se mantendrán o formalizarán de nuevo conforme a la legislación de arrendamientos urbanos, valorando cada uno de los casos.
Años de lucha vecinal
La lucha de los habitantes de esta finca emblemática del Eixample de Barcelona se remonta a 2021, cuando Lioness Inversiones compró el edificio e informó a los inquilinos de que tendrían que dejar sus pisos al acabar sus contratos. Su intención, según denunciaban vecinos y activistas por la vivienda, era convertirlos en alquileres de temporada, disparando el precio.
Aunque había varias viviendas amenazadas, Josep, un profesor de 49 años, era el primer inquilino en enfrentarse al desahucio. La comitiva judicial lo intentó por primera vez el pasado 31 de enero, pero una masiva protesta vecinal logró que se aplazara unos días, hasta la madrugada del martes pasado. Sin embargo, el desahucio volvió a postergarse hasta el 18 de febrero.
Ahora, se abre un rayo de esperanza para Josep y el resto de vecinos afectados, como Elisenda, que relató en su día en Salvados el sinvivir de verse a punto de perder el que había sido su hogar durante más de tres décadas.

La reacción de activistas y vecinos
La ministra de Vivienda, Isabel Rodríguez, ha sido una de las primeras en reaccionar a la noticia. "Celebro la decisión del alcalde Jaume Collboni de adquirir la Casa Orsola, resultado de las movilizaciones sociales, la mediación, el diálogo y el compromiso político", ha escrito en X. "¡Ha ganado el derecho a la vivienda y el derecho a la ciudad!", ha celebrado.
La portavoz del Sindicat de Llogateres, Carme Arcarazo, ha calificado por su parte de "victoria" el acuerdo para comprar la Casa Orsola. En declaraciones a 'TV3' recogidas por Efe, Arcarazo ha señalado que este caso "demuestra que cuando los vecinos hacen ruido y se plantan, se puede ganar". Con todo, se ha mostrado cautelosa hasta conocer los detalles de esa adquisición y las consecuencias para los inquilinos.
Los propios vecinos, por su parte, han reaccionado con sorpresa. "¿Cómo que la ha comprado el Ayuntamiento?", preguntaba Concepción, en declaraciones a la agencia Efe, al enterarse del cambio de propiedad de una finca en la que vive desde hace décadas. "¿No nos podrán echar así como así ahora, no?", añadía esta vecina.