No se veía "ningún hueso roto o marcas", es lo que ha apuntado el inspector de la Policía Federal Francisco Javier Iglesias, quien presentó su testimonio llamado por la Procuraduría General de Justicia del nororiental estado de Tamaulipas.
Iglesias, que ha especificado que no era perito, hizo esta declaración en el primer día de juicio contra Fernández, acusado de feminicidio por el asesinato de su mujer, quien desapareció el 2 de julio del 2017 y sus restos fueron hallados en un lugar cercano el 26 de julio.
Según el esposo, Garrido, de 34 años y valenciana, fue secuestrada por hombres armados mientras regresaba en coche de pasar unos días en la playa. Pero el caso dio un vuelco cuando la Fiscalía estatal detuvo a Fernández y lo acusó de haber matado a Garrido por "asfixia mecánica por estrangulamiento", lo que conllevaría la fractura del hueso hioides, ubicado en la zona cervical.
"Aquí no hay fractura de los huesos y la misma Policía lo está contando. Pero lo más importante es que los médicos forenses y la parte científica de la misma fiscalía no determinaron ningún fractura", ha afirmado el defensor particular de Fernández, Martín Lozano. A lo largo de su declaración, el policía federal ha dado más detalles del hallazgo del cadáver de Garrido.
Los restos de la mujer aparecieron en un camino sin pavimentar durante un rastreo a unos 20 metros de la vía principal. En un primer momento, detectaron una mancha en el suelo y un olor propios de un cuerpo en descomposición, así como restos óseos y ropa.
"Unos metros más adelante se encuentra un cráneo", ha indicado el agente, que especificó que no se encontró sangre. El cuerpo se encontró en un avanzado estado de descomposición fruto "no del tiempo", sino de la "fauna", pues en este paraje se llega a la altas temperaturas en verano y hay habitualmente animales carroñeros.
En esta misma área, continuó, también se encontró una zona con restos quemados, que atribuyeron a "métodos que usa la delincuencia organizada" para deshacerse del cadáver. De acuerdo con este policía y con el suboficial de la Policía Federal Rogelio Santos, el cuerpo se encontró en el kilómetro 55 de la carretera Ciudad Victoria-Soto la Marina, si bien explicó que se usó un método por falta de señales indicativas en la vía.
"Los policías que hicieron el supuesto descubrimiento del hallazgo no pueden precisar el kilómetro. Si es el kilómetro 55 o si está a 55 kilómetros de la ciudad capital. No es lo mismo, y demuestra que hay muchas fallas", ha apuntado Lozano.
Iglesias también ha explicado que realizó varias entrevistas. Entre estas a una "mujer con identidad reservada" que supuestamente conocía a Garrido y denunció que tenía mala relación con sus suegros y además se quería ir de México.
Ha relatado un evento en una fiesta en la que, según su versión, Garrido tiró un refresco y su esposo la llamó "pendeja" e "idiota". Cuestionado por la defensa, este mismo policía ha reconocido que no se pudieron verificar los malos tratos. "Se buscó, pero no se encontró a otro testigo", ha agregado.
Finalmente, el agente de seguridad relató un episodio que vivió con los padres de Jorge Fernández, en el que estos se negaron a recibirlo en su casa y se pusieron "muy agresivos". "Llegó empistolado, con prepotencia y sin identificación", ha contestado Adriana González, madre del imputado. Un tribunal conformado por tres jueces decidirá en aproximadamente un mes, luego de que fiscalía y defensa presenten en total unas setenta pruebas, si Fernández es inocente o culpable de feminicidio, con pena máxima de hasta 50 años de prisión.
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