Jacob Forman, de Kelowna (Canadá), ha sido condenado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional durante 35 años por los asesinatos de su mujer y sus dos hijas, de siete y nueve años, según informa 'CBC'. El hombre se enteró de la sentencia 11 días después de declararse culpable por el asesinato en segundo grado de la esposa Clara Forman y los asesinatos en primer grado de sus hijas Karina y Yesenia.
Forman contó al juez que perdió los papeles el 17 de diciembre de 2017, cuando su esposa le recriminó sus problemas con el alcohol, golpeándola tres veces en la cabeza con un martillo. Tras el primer asesinato, Forman llevó a Karina y a Yesenia a jugar con la nieve y a la Iglesia. Y cuando regresaron a casa, asfixió a las niñas hasta la muerte con el pretexto de jugar a un juego.
Los cuerpos fueron encontrados en el garaje de la vivienda dos días después, cuando los compañeros de trabajo de Clara Forman contactaron a la Policía, preocupados porque la mujer no daba señales de vida.
Cómo se descubrieron los cuerpos
El 19 de diciembre de 2017, un compañero de Clara Forman llamó por teléfono a su casa después de que no se presentase a trabajar. Sin embargo, el que respondió fue Jacob Forman, quien le dijo que su mujer no se encontraba bien.
Más tarde, otra compañera se acercó a la casa de la familia Forman para ofrecerse a cuidar a los niños, pero nadie llegó a la puerta. Cuando la mujer llamó por teléfono a Jacob Forman, él le contó que su esposa le había dejado, algo que a la mujer le pareció extraño, ya que había visto el coche de su amiga en la casa. Por este motivo, decidió llamar a la Policía.
A la llegada a la vivienda, Forman negó la entrada a los dos primeros oficiales que asistieron. La Policía volvió más tarde con más oficiales y, en esa ocasión, no pudo evitar dejarles entrar. Los oficiales buscaron en la casa a Clara y a las niñas, pero no las encontraron. Sin embargo, notaron que faltaba un trozo de alfombra y pidieron entonces registrar el garaje. Allí fue donde encontraron los tres cuerpos.
Según la confesión de Forman, él mató a Clara en su habitación, y cuando sus hijas le preguntaron por los gritos de su madre, este les dijo que era porque no se encontraba bien. El cuerpo de la mujer permaneció en el dormitorio mientras Forman se llevó a las niñas a jugar con la nieve y a la Iglesia.
Cuando regresaron a casa, él llevó a Yesenia, de siete años, a su habitación y le dijo que iban a jugar un juego al que él había jugado de niño en el que ella se desmayaría y sería divertido. Así, asfixió a Yesenia hasta la muerte, y luego hizo lo mismo con Karina. En su confesión, Forman dijo que mató a las niñas porque "sería mejor para ellas ir al cielo que vivir en un mundo donde su padre mató a su madre".
La víctima apareció en un camino
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