Carme Coma, la mujer que estuvo cinco años en silencio tras haber sido víctima de un abuso sexual mientras vestía el disfraz de la mascota del Espanyol, ha decidido alzar la voz. El incidente ocurrió el 24 de abril de 2019, cuando el entonces jugador del Celta de Vigo, Hugo Mallo, le tocó los pechos durante un partido, un hecho que, según la justicia, constituye un abuso sexual. El juez falló a favor de Coma, reconociendo la gravedad de la agresión y rechazando la defensa del exjugador, quien negó en todo momento haber cometido la agresión.

"Esto no es una gamberrada ni una broma, es un delito", afirma Carme, que denunció los hechos al día siguiente, después de procesar el shock, la ira y el asco. Durante años, la mujer enfrentó dudas y escepticismo, incluso por parte de su propio entorno, que llegó a cuestionar si la situación era "para tanto". Para ella, la respuesta es clara: "He sufrido una vejación".

Carme no solo ha ganado la batalla legal, sino que también ha decidido contar la historia públicamente para visibilizar la realidad que viven muchas víctimas que no tienen cámaras para registrar estos abusos. "Esto le puede pasar a cualquiera, y se tiene que denunciar", enfatiza.

Hugo Mallo, quien siempre ha negado los hechos tanto en el juicio como en sus declaraciones públicas, compartió un vídeo del momento sin la perspectiva de sus manos, pero la clave de la sentencia fue una toma en la que claramente se aprecia el abuso.

Carme ha optado por no pedir compensación económica, queriendo demostrar que su lucha no es por dinero, sino por justicia. "Este es el momento de que se entienda que no es un juego, es machismo con consecuencias".