Andrea tiene 26 años y desde hace casi diez sufre anorexia, llevaba dos meses ingresada en la Unidad de Trastornos Alimentarios del Hospital de San Juan, en Alicante, pero desde el uno de agosto ha cerrado por vacaciones.
"Yo veía que las otras plantas no cierran en agosto. En las otras plantas, el personal se coge vacaciones en diferentes meses, no en agosto", asegura Andrea Carratalá, una paciente con anorexia.
Las seis pacientes en la unidad han recibido el alta a pesar de su desacuerdo. Han pasado de recibir una atención continua a pasar por consulta de forma ambulatoria. "Son diez minutos por paciente para hablar, una terapia psicológica. Pero ahí lo que hacen es que te pesan, te piden los registros alimentarios y ya te vas a casa", explica Andrea Carratalá, la paciente con anorexia.
Además, ahora son sus familiares quienes han de vigilar que sigan la dieta. "Es muy difícil que la familia pueda controlar a ese enfermo tanto como a nivel interno. Tenemos que tener en cuenta que a nivel hospitalario todo su entorno está muy controlado", asegura Juan Andrés Samanego, psicólogo.
Desde el hospital de San Juan han pedido perdón a los pacientes pero aseguran que las altas eran clínicamente viables. "La atención es la que corresponde y siempre desde el consenso con las familias", explica Beatriz Masa, gerente del Departamento de Salud del Hospital Sant Joan d'Alacant.
Además, dicen que se ha aprobado un proyecto para mejorar las instalaciones y que el verano que viene no se dé de nuevo esta situación. Sin embargo la renovación no incluye un aumento de camas ni tampoco más personal sanitario.
Ordena retirar las bombas
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Los detalles La orden judicial refuerza el precinto que ya hizo por vía administrativa la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Los pozos pudieron ser descubiertos gracias a la denuncia de ocho trabajadores. Otro informe de la Guardia Civil cifró en más de seis millones de euros el daño ambiental.