David Serrano, el dueño
de la finca de Totalán donde murió el pequeño Julen al caer por un pozo de más
de 100 metros de profundidad, ha asegurado en varias declaraciones públicas y
ante la Guardia Civil que el pozo estaba tapado por dos bloques de hormigón que
él mismo colocó, llegando a asegurar que "se había escurrido entre los dos bloques y había desaparecido".
El cruce de acusaciones entre Serrano y el pocero que excavó el túnel no ha cesado desde el arranque de
la investigación y es que ambos se echan las culpas sobre los permisos para
hacer la prospección. El pocero asegura que dejó sellado el pozo con una gran
piedra y el dueño de la finca lo desmiente y asegura que fue él quien colocó
los bloques.
La prueba clave en el
juicio por homicidio imprudente es la inspección ocular que realizó la Guardia
Civil al llegar al lugar de los hechos. El diario Sur ha accedido al atestado
en el que los agentes describen cómo estaba el terreno: a 17,5 metros de la
boca del pozo encontraron restos de ceniza junto a dos bloques de hormigón.
"Entre esa zona y el
pozo se encuentran cuatro sillas de plástico apiladas junto a una mesa, otras
dos sillas apiladas que tienen bolsas con botellas de agua, vasos de plástico y
una bolsa de aperitivos, y otra silla de las mismas características sobre la
cual se encuentra una sartén con dos asas y resto del preparado de una comida",
explican.
Sí, encontraron bloques
de hormigón, pero ni rastro de ellos en los alrededores del agujero, lo que
desmentiría la versión del dueño de la finca: "El pozo se encuentra abierto y
sobre mismo se halla instalado un trípode para facilitar las labores de
inspección en el interior del pozo con equipos técnicos montado por los bomberos
y agentes de la Guardia Civil que estaban realizando labores de localización y
rescate del menor. No observándose en sus proximidades ninguna piedra o bloque
de hormigón de los que, según testimonios, tapaban la boca del pozo".
Se trata de un atestado
que contradice la versión de David Serrano y del padre de Julen, que aseguraron
que los bloques se encontraban junto a la boca del pozo.
El dueño de la finca de Totalán en la que murió el pequeño Julen cuando cayó por un pozo de más de 100 metros de profundidad ha asegurado que nunca se va a perdonar el terrible suceso: "El niño estaba jugando cuando escuché voces aterradoras, me acerqué y había ocurrido que el niño se había escurrido entre los dos bloques y había desaparecido".