El calor al volante puede costarnos caro. Por ejemplo, sacar el brazo por la ventanilla se cotiza a 80 euros. A un conductor sin cinturón y sin camiseta, enseñando músculo, podría costarle también 80 euros. Estas costumbres no son en sí una infracción, pero se penalizan si ponen en riesgo la seguridad de conductores, ocupantes y peatones.

"Son comportamientos que no están tipificados como una infracción en el reglamento ni en la ley, pero si que es cierto que nos pueden provocar cierto riesgo a la hora de conducir y de no estar permanentemente atento a la conducción", ha señalado el comandante Medel, jefe de Tráfico del subsector de Burgos.
Algo así ocurre, por ejemplo, si circulamos descalzos o con un calzado inapropiado. El Reglamento señala que el conductor debe mantener la libertad de movimientos, y si se nos engancha una sandalia podríamos provocar un accidente. También es importante hidratarse bien, pero no al volante.
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Comer o beber puede desviar la atención permanente en la conducción, 200 euros que se reducirían a la mitad si pagamos a tiempo y las sanciones atemporales son las de siempre, utilizar dispositivos electrónicos mientras conducimos o cascos y auriculares, 200 euros y tres puntos del carnet. No es un capricho, a veces una de estas acciones puede ser cuestión de vida o muerte.
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Tienen miedo a represalias
Los repartidores de Barcelona denuncian la precariedad laboral que sufren: jornadas interminables, sin descansos...
El contexto Los repartidores están en una situación límite dada su precaria jornada laboral donde tienen miedo a represalias por denunciar las condiciones en las que trabajan.