Spence Hight asesinó en septiembre de 2017 a ocho personas en Estados Unidos entre las que se encontraba su exmujer. Cuando la Policía llegó hasta el lugar de los hechos alertada por los vecinos, el hombre la emprendió a tiros contra los agentes y en un intercambio de disparos acabó muriendo también.
La autopsia practicada a Spence Hight reveló que en el momento de los crímenes su nivel de alcohol en sangre era elevado. Poco después, las familias de varias víctimas emprendieron una batalla legal para intentar implicar en los hechos a Glass, la camarera que sirvió las copas al asesino. Consideran que fue negligente porque no debería haber suministrado alcohol al hombre al evidenciar que se encontraba ebrio.
Según publica bbc.com, Glass acabó siendo detenida acusada de infringir la ley que impide vender alcohol a quienes estén borrachos. Finalmente, la joven fue liberada, pero ahora se enfrenta a una pena de hasta un año de prisión o a una multa.
Por su parte, el abogado de Glass insiste en que ella es totalmente inocente y que no tiene sentido tratar de actuar contra ella cuando, en realidad, se limitó a hacer su trabajo.