La personalidad y el estado anímico de cada persona influye en su forma de conducir y de comportarse en la carretera. Por eso, la Dirección General de Tráfico advierte de que se debe hacer una conducción plenamente consciente, independientemente de si estamos nerviosos o alterados. Teniendo siempre el control de nuestro coche, sin dejarnos llevar por lo que hagan los demás conductores.

Cuando las vías se llenan de vehículos, unos detrás de otros, algunos conductores abandonan la conducción consciente para dejarse llevar por la inercia: esto es lo que la DGT denomina 'efecto manada'.

Una imagen mental con la que podemos asociar este efecto es una situación usual en las carreteras cuando un grupo de coches, al detectar un radar fijo disminuye la velocidad de manera sincronizada. Este efecto suele producirse en viajes largos y monótonos, en los que, según la DGT, se va aumentando gradualmente la velocidad sin ni siquiera percibirlo.

Siniestralidad en las carreteras

En 2020 se produjeron en España 72.959 accidentes de tráfico con víctimas, en los que 1.370 personas perdieron la vida y 94.562 resultaron heridas, según los datos del 'Balance de las cifras de siniestralidad vial 2020' de la DGT.

La velocidad es un factor determinante en el 30% de los accidentes mortales, según la entidad. Desde Tráfico insisten en que se debe tener una conducción plenamente consciente y no dejarse llevar por lo que hagan los demás conductores. Además, recuerdan los límites de velocidad a los que se debe circular en cada vía.

¿Cómo controlar la velocidad en la carretera?

La base principal es la concienciación de los conductores sobre los efectos del exceso de velocidad, según la DGT. No solo por la existencia de radares y drones que pueden acabar en una multa económica o restándoles puntos del permiso de conducir, sino por tratarse de un factor de riesgo que aumenta la posibilidad de accidentes y la gravedad de estos, según la entidad.

Por otra parte, cada vez existen más innovaciones que hacen que la conducción sea más segura y eficiente. A este respecto podemos destacar los avisadores por exceso de velocidad y los sistemas de control de velocidad. Los primeros funcionan mediante un aviso luminoso o sonoro que, dependiendo del modelo del coche, nos avisa de la velocidad que hayamos marcado o de manera automática si el vehículo detecta la velocidad máxima de la vía. Lo mismo sucede con los sistemas de control de velocidad: los más básicos mantienen la velocidad que el conductor les marque y al pisar el pedal de freno se desactivan; los más avanzados leen las señales de tráfico, detectan el estado de la vía y tienen en cuenta a los otros vehículos.

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