Natalia ha narrado cómo sus acosadores la perseguían del instituto hasta su casa y la acorralaban cuando solo tenía 13 años. Entre lágrimas y con la voz entrecortada recuerda cómo salir o ir a clase era un auténtico infierno: "Yo no quería ir, era un martirio".
Porque no sólo fueron insultos durante casi seis años. También llegaron a agredirla a la salida de un centro comercial: "Me caí al suelo no me podía levantar", asegura. Episodios violentos que también se repetían incluso dentro del aula, pero que ella nunca contó a sus padres por miedo.
Incluso el centro educativo detectó su caso. Dos de los acosadores fueron expulsados y sus padres decidieron denunciar. Y es que, según refleja la sentencia de la Audiencia Provincial de Alicante, la rutina de Natalia llegó a cambiar por el acoso.
Sus ocho acosadores han sido condenados a 100 horas de trabajos comunitarios y a pagar una indemnización conjunta de 3.000 euros.
Natalia, ahora con 19 años, sólo tiene un mensaje para las víctimas de acoso escolar: que no se callen. La joven insiste en la necesidad de que estos casos no se maquillen con aquello de 'son cosas de niños'.