Casas cerradas, sin vida, y cada vez menos vecinos. En la aldea Antas de Ulla, Lugo, ya solo viven Esther, su marido y otros cuatro vecinos. La maleza y el abandono tienen sus riesgos. "No hay más que monte, porquería e incendios", afirma Esther Ferreiro.

Con la población también desaparecen servicios básicos, sobre todo, para la gente mayor. En el interior de Lugo, los vecinos se han quedado sin 48 líneas de autobús. Y el taxi para ir al hospital, por ejemplo, no es barato: unos 40 euros. Antonio se sube al taxi hasta tres veces al mes para ir al médico y dice que su pensión no le da. Y en verano peor, porque desaparecen más buses, como el de las siete de la mañana.

En Galicia hay más de 1.700 núcleos totalmente abandonados y 9.000 con menos de diez vecinos. Eso también se nota en el centro de los pueblos, que pierden servicios como el de médicos o farmacias.

Pilar es una de las pocas madres que viven en Monterroso. por aquí. Su hija de dos años solo tiene pediatra tres días a la semana. El resto, toca hacer kilómetros: "A Palas unos 10 al hospital unos 40 kilómetros".

Las farmacias cierran casi todo el fin de semana y no hay guardias. Con las segundas pensiones más bajas de España, a los jubilados gallegos no les salen las cuentas. "El taxi son unos 10 euros y las pastillas casi 20 euros", cuenta José Manuel Abeledo. Son los efectos que están convirtiendo el interior de Galicia en un auténtico desierto demográfico.