Encarnación nunca pensó que un tranquilo paseo iba a terminar con un asesinato en directo. "Escuché desde arriba como una persona gritaba y por ello, empecé a correr", cuenta la policía que retuvo a la viuda de Alicante.
Por el camino y a la carrera avisó a sus compañeros, cuando llegó se encontró una escena terrible. Vio a Conchi sujetando de rodillas a su marido mientras su cuidador y amante le apuñalaba en el pecho, el cuello y la cara con un destornillador. "Me encuentro a dos personas sobre otra que estaba muerta entre dos coches", señala.
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Tan sólo llevaba su placa y el teléfono móvil, pero consiguió retenerlos hasta que llegaron los refuerzos. "Los aparté de este hombre y los llevé hacia un punto donde les pudiera controlar y no supusiera un peligro para mi integridad física", añade.
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Asegura que Conchi no dejaba de hablar, intentando justificarse con todo tipo de incoherencias, y que estuvoo de pie mucho tiempo hasta que, de repente, se acordó de su silla de ruedas. "Decía que ella estaba auxiliando a la persona, no paraba de hablar. Además, la silla de ruedas se sacó posteriormente de la furgoneta. Ella estaba de pie", asegura la agente.
A sus 59 años y tras 30 años en el cuerpo, esta ha sido sin duda su intervención más impactante.
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Tienen miedo a represalias
Los repartidores de Barcelona denuncian la precariedad laboral que sufren: jornadas interminables, sin descansos...
El contexto Los repartidores están en una situación límite dada su precaria jornada laboral donde tienen miedo a represalias por denunciar las condiciones en las que trabajan.