La policía ha detenido en tiempo récord a los presuntos asesinos de Borja Villacís, gracias a una serie de errores cometidos por los sospechosos que facilitaron su captura. El asesinato se produjo en El Pardo, Madrid, cuando desde un coche, María José, su hijo Kevin e Ismael abrieron fuego contra Villacís y su acompañante.

Minutos después del ataque, los tres agresores se detuvieron en un descampado a la vista de varios testigos que grabaron la escena. Allí cometieron su primer error: cambiar las matrículas del vehículo y esconder bolsas con armas de fuego en un lugar visible. Decidieron separarse, y María José, mientras Kevin e Ismael se quedaron en el descampado.

El segundo error que facilitó la intervención judicial fue una abolladura en el coche de alquiler, lo que despertó sospechas en la empresa que lo había rentado. Al contactarla, María José proporcionó su nombre y dirección. Además, el geolocalizador del coche permitió a la policía rastrear su ubicación hasta Plaza Elíptica, al sur de Madrid, donde fue detenida.

De forma paralela, la policía lanzó un operativo para localizar a Kevin e Ismael. Se cree que alguien les ayudó a trasladarse desde el descampado hasta Yuncos, donde se ocultaron en una casa okupa. Los agentes rastrearon sus movimientos y lograron capturar a Kevin cerca del cementerio de la localidad mientras intentaba huir. Poco después, a un kilómetro de distancia, fue arrestado Ismael, también vinculado al asesinato de Villacís.

Durante las detenciones, otro individuo fue arrestado, aunque sin relación directa con el crimen. La policía registró exhaustivamente la casa en la que se ocultaron los sospechosos, acompañados de los detenidos durante la inspección.

Los errores cometidos por los presuntos asesinos, junto con la rápida y eficaz respuesta por la Policía Nacional, fueron claves para resolver este caso en menos de 24 horas, garantizando que los responsables enfrenten a la justicia de manera expedita.