La Fundación Pasqual Maragall, dedicada a prevenir e investigar sobre el alzheimer, ha recomendado que si se tienen que hacer obsequios esta Navidad a enfermos con esta patología sean regalos con vínculos emocionales, que favorezcan la estimulación cognitiva y que se adecúen a la fase de la enfermedad.

Según la neuropsicóloga de la fundación Nina Gramunt, "regalos comunes, como unas zapatillas, un batín, un fular o un complemento también pueden ser adecuados si, antes de escogerlos, nos planteamos las posibles dificultades con las que la persona podría encontrarse al utilizarlos". "Por ejemplo, eligiendo zapatos que pueda ponerse y quitarse con facilidad potenciaremos su autonomía para vestirse", según Gramunt. La experta de la fundación recomienda optar por regalos que sean significativos para las personas afectadas, que evoquen recuerdos o vivencias, o personalizarlos según sus preferencias o aficiones.

"Pueden ser, por ejemplo, regalos que incluyan fotografías, música o algún capricho para el paladar, como bombones o galletas". "Otra posibilidad -añade- es hacer un regalo que favorezca la estimulación cognitiva, siempre de manera adaptada a cada fase de la enfermedad y ajustada a las capacidades que la persona aún preserva". Según la neuropsicóloga, "esto es importante ya que, lamentablemente, las capacidades perdidas a causa del alzheimer no son recuperables y pretender su mejora mediante técnicas de estimulación, o por insistencia, puede generar frustración, tanto a la persona afectada como a las de su alrededor".

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Para las fases leves de la enfermedad, la experta aconseja, si el enfermo es aficionado a la lectura, libros de temas que le interesen, sin que la trama sea excesivamente compleja. "Si le gusta la música, algún dispositivo de MP3 de uso sencillo que incluya canciones de su época, o regalos como una cámara de fotos sencilla, materiales para pintar o utensilios de costura que les permitan mantener durante más tiempo sus aficiones", añade la experta.

Según la Fundación, regalar experiencias, como salidas culturales o actividades de ocio, también pueden ser una buena idea en esta fase primeriza, u objetos prácticos para el día a día como un móvil adaptado de uso más sencillo que potencie su autonomía y autoestima, una tablet, si la persona está habituada a su uso, o un reloj grande en el que se distingan la fecha y la hora con facilidad. Los clásicos juegos de mesa estimulan las capacidades cognitivas y favorecen las relaciones familiares, incluyendo las intergeneracionales cuando se impliquen en el juego, por ejemplo, hijos o nietos, aunque es necesario adaptar las reglas del juego a las capacidades de la persona siempre que sea necesario.

Una película clásica o un musical en DVD pueden ser una alternativa, tanto en la fase leve como moderada. También objetos personalizados con fotografías familiares o de experiencias pasadas, que se pueden incorporar a marcos, tazas, puzzles, cojines o llaveros.

Refrescos

Para fases moderadas de la enfermedad, Gramunt advierte que "disminuye claramente la capacidad para usar aparatos nuevos o desconocidos", por lo que se reduce el abanico de posibilidades y es aconsejable simplificar los regalos y adaptarlos a la persona.

"Si se opta por un juego de mesa, el dominó o el parchís son una buena opción. En ambos se ejercitan diferentes habilidades como la atención y la concentración, la percepción visual, habilidades de cálculo y la memoria de trabajo. Se pueden adaptar las normas, por ejemplo, en el parchís, jugando con dos fichas en lugar de cuatro, o contando diez en lugar de veinte o contando juntos en voz alta cuando se 'come' una ficha", señala la experta.

Alzheimer

"Si la persona tiene una mascota, se le puede hacer un regalo relacionado, como un collar, una correa o un juguete. Así se puede potenciar el vínculo afectivo y se favorece la realización de actividades con la mascota", añade.

Para las fases avanzadas del alzheimer, Gramunt aconseja que los regalos "se reduzcan a aquellos basados en la estimulación sensorial, que tranquilicen a la persona y la hagan sentirse a gusto, como la colonia o el perfume que han utilizado toda la vida, música vinculada a sus vivencias o una manta de tacto agradable". "Envolver el regalo de forma cuidadosa, trasladar la emoción al momento de abrirlo o hacer que los más jóvenes de la familia participen del momento, ayudará a mantener los vínculos de la persona afectada con su entorno", concluye.