Bretón confiesa

José Bretón confiesa por primera vez que asesinó a sus hijos: "No hubo ningún tipo de sufrimiento"

¿Qué ha dicho? Bretón cuenta lo que ocurrió en la finca de 'Las Quemadillas' con una frialdad pasmosa. "Fui a despertar a mis hijos, pero cuando llegué a la cama mi hijo José ya estaba despierto y me echó los brazos para que lo cogiera. Al hacerlo pensé: 'Vaya tela que sea hoy el último que te vea'".

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En el año 2011, José Bretón mató a sus hijos. No ha sido hasta ahora cuando, al fin, ha confesado que fue él quien asesinó a los pequeños y que lo hizo por venganza hacia Ruth, su expareja. Como ha confesado al escritor Luisgé Martín, que recoge sus testimonios en el libro 'El odio', Bretón no podía soportar que sus hijos fuesen a criarse con la familia de su madre.

"El psicólogo le dijo que nuestra relación no tenía ningún arreglo (...). Cuando llegué a casa y no había nadie, la telefoneé. Me dijo que ni ella ni los niños iban a volver. Ahí se acabó todo", contó Bretón al escritor en unas conversaciones que adelanta 'El Confidencial'.

Bretón aprovechó que los niños iban a pasar unos días con él y les llevó a una finca, 'Las Quemadillas', en Córdoba. Allí ya tenía todo preparado y cuenta con una terrible frialdad lo que estaba a punto de ocurrir: "Fui a despertarlos, pero cuando llegué a la cama mi hijo José ya estaba despierto y me echó los brazos para que lo cogiera. Al hacerlo pensé: 'Vaya tela que sea hoy el último que te vea'".

A partir de ahí, según Bretón, no recuerda "nada más", ni haber hablado con ellos ni si intercambiaron "palabras especiales". "No hubo despedidas ni sentimentalismo. Yo estaba ido. Solo pensaba en que todo acabara", añade. Fue entonces cuando durmió a sus hijos con somníferos, los mató y quemó sus cuerpos para no dejar huella.

"No hubo miedo, ni dolor, ni ningún tipo de sufrimiento"

A la pregunta de Luisgé Martín de si estaba seguro de que los niños no sufrieron, Bretón se muestra "absolutamente seguro", y detalla: "Disolví las pastillas machacadas en agua con azúcar (...). Antes de poner los cuerpos en el fuego comprobé que no respiraban, estaban ya muertos (...). Confiaron en mí. No hubo miedo, ni dolor, ni ningún tipo de sufrimiento".

Bretón llamó a Emergencias asegurando que había perdido a sus hijos en el parque porque, como él mismo confiesa, "no quería ir a la cárcel". Es más, llegó a mostrarse seguro de que no iría a prisión por su parricidio. "Por supuesto que lo pensé (...). Si no había cuerpos, no podían acusarme de nada. No podían condenarme. Estuve a punto de conseguirlo. Me faltó un poco más de suerte".

Al final, José Bretón no logró engañar a un jurado popular que le declaró culpable de los asesinatos de sus hijos por unanimidad, lo que le llevó a ser condenado a 40 años de prisión.