"Hola, mi gente", saluda a la cámara, y añade: "Suscríbete, sígueme en Instagram". Puede parecer un youtuber más, pero, en este caso, el protagonista en cuestión asegura grabar los vídeos desde una cárcel hondureña.
En su canal, Jemk muestra su día a día y cuenta sus peleas en prisión. "Yo le decía 'fight, bitch!', y me empieza a dar", relata. Pero no todo es violencia; también, este 'influencer' graba videoclips entre rejas y hace política.
Va más allá: Jemk también cocina "para que aprendan las recetas mamalonas", prepara su propio alcohol y, como buen 'youtuber', hace videotutoriales, explicando "cómo salir de la prisión en cuatro pasos" o dando 'consejos': "La mejor forma de evitar una violación es mantenerse alejado de la cárcel".
Porque ese es el gran mensaje en sus vídeos: espera que los más de medio millón de followers no sigan sus pasos. Asegura pronto saldrá de prisión tras pasar diez años en la cárcel por robo. Mientras tanto, seguirá detallando su vida en la celda.
Unidos por el temporal
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