El 1 de enero de 2019 el rastro de Romina Celeste se perdió en Lanzarote. Días después, la Guardia Civil detuvo a Raúl Díaz, marido de la joven de 25 años.
Los investigadores encontraron "indicios razonablemente suficientes" para considerarle responsable de la desaparición.
En un primer momento, el hombre aseguró que él no la mató, que volvió a casa después de una pelea y que al entrar en la vivienda encontró a Romina muerta. En ese momento, afirmó que se puso nervioso y que se deshizo del cuerpo.
Él mismo declaró que tuvo los restos mortales de su esposa en casa durante varios días y que intentó quemarlos en la parrilla del jardín. No obstante, finalmente, según dijo, optó por alquilar un coche para trasladar los restos y lanzarlos al Atlántico en varios puntos de la costa de Lanzarote.
La investigación recogió también esta misma versión porque él se la confesó por teléfono a un primo suyo.
Ahora, Raúl Díaz ha confesado los hechos. "¿Golpeó a Romina en distintas partes de su cuerpo y le dio muerte?", ha preguntado el fiscal. A ello, él ha respondido: "Sí". Ha relatado que la mató, la descuartizó y se deshizo de los restos tirándolos al mar. El asesino ha aceptado la condena de 15 años de cárcel que proponía la Fiscalía.
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