La polémica y la delincuencia sigue rodeando a la familia de Antonio Anglés 28 años después delcrimen de las niñas de Alcàsser. Este martes estaba previsto que se celebrara el juicio a tres hermanos del fugitivo -cuyo cadáver sigue en paradero desconocido- por un caso que incluye el robo de medio millón de euros y la extorsión y paliza a un empresario de gasolineras.
Según informa 'Levante-EMV', la sesión no se llegó a celebrar debido a que las partes no han llegado a un acuerdo de conformidad. La Fiscalía atribuye delitos de extorsión, lesiones, tenencia ilícita de armas y delito contra la salud pública a Carlos M., Roberto M. y Joaquín M. (El Mauri). La inicial de sus apellidos no es la A. de Anglés ya que se cambiaron el apellido después del crimen de Alcàsser.
El primero de los hermanos se enfrenta a una pena de hasta 12 años de cárcel, el segundo a una pena de ocho años y el Mauri a una pena de cinco. También hay un cuarto acusado para el que el Ministerio Fiscal pide cinco años de prisión.
Los delitos de los que se les acusa sucedieron en diciembre de 2017 cuando los cuatro acusados prepararon una encerrona para el socio de Carlos M., con el que tenía una gasolinera. Prepararon esa emboscada porque supuestamente este empresario había sustraído medio millón de euros que el hermano de Anglés guardaba en un Ferrari.
Los acusados le esperaron en el garaje de la casa de Carlos y allí le amenazaron con una pistola y con inyectarle una jeringuilla diciéndole que "tenía sida y moriría en tres días". También le amenazaron con una pistola eléctrica.
Tras propinarle una paliza con patadas y puñetazos, lo trasladaron hasta una notaría para que el empresario le cediera las acciones de la gasolinera que tenían a medias. Según apunta la Fiscalía esa cesión se hizo "sin contraprestación económica alguna y al verse obligado por las agresiones y amenazas".
No pueden más
Imposición de recambios y precio de mano de obra: los talleres denuncian prácticas abusivas de las aseguradoras
No puede seguir así Dueños de talleres denuncian que las aseguradoras les están imponiendo algunas condiciones, como el precio de la mano de obra o determinados repuestos. "El cliente es mío, soy yo quien da la cara", clama David García, propietario de Talleres Valbuena.